lunes, 24 de octubre de 2011

HACIA UNA EDUCACION INCLUSIVA PLENA - DR. IDEL VEXLER

La inclusión educativa es un derecho de todos y todas a tener igualdad de oportunidades para educarse bien. Sin embargo, siendo un acierto del Ministerio de Educación la priorización de resultados y medidas para atender educativamente a la primera infancia y a los ámbitos rurales e interculturales bilingües en el quinquenio 2011-2016, es necesario tener en cuenta, también, a aquellos grupos de la población que están fuera del sistema educativo nacional.

La Ley General de Educación considera, además de la Educación Básica Regular (Inicial, Primaria y Secundaria), a la Educación Básica Alternativa (EBA) y a la Educación Básica Especial (EBE).

La EBA tiene el propósito de que amplios sectores de niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos, en situación de vulnerabilidad y excluidos que abandonaron o no han podido iniciar sus estudios regulares, tengan el derecho a acceder a una formación de calidad. A esta modalidad habitualmente asisten, entre otros, trabajadoras del hogar, vendedores ambulantes, cambistas, trabajadores del campo y obreros. Sin embargo, en nuestro país sólo están matriculados en sus planteles alrededor del 8% (250 mil) de la población potencial que debiera estudiar en la EBA. Por eso conviene preguntar: ¿cuál es la meta educativa de alumnos incluidos en la EBA al 2016? ¿Cuáles son las acciones y estrategias para mejorarla? ¿Cómo se va a afrontar la continuidad de las personas recientemente alfabetizadas? ¿Continuará el programa de alfabetización?

La EBE está concebida para atender a las personas con discapacidad. El Perú actualmente es reconocido como un país pionero de la educación inclusiva. De ahí que, en buena hora, el MINEDU haya decidido continuar fortaleciéndola. Por ello es necesario ampliar la cantidad de Centros de EBE porque, además de atender a los estudiantes con discapacidad severa y multidiscapacidad, asesoran y apoyan a los colegios regulares.

Igualmente, impulsar la formación de profesores especializados en las facultades de Educación, seguir capacitando a los docentes con un enfoque inclusivo, dotar de recursos económicos y humanos a su Dirección Nacional y a las Regionales, así como seguir implementando los Centros de Recursos de EBE. Y, desde luego, fijar la meta de estudiantes incluidos a las escuelas al 2016.
Como se puede inferir, el gran desafío del Estado y la sociedad civil es continuar avanzando hacia una inclusión educativa plena. Colaboremos todos.

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